
Por Fernando Muñoz
Sé que a veces perdemos el rumbo
y nos precipitamos, como aquella gota perdida
que cayó ayer en la tarde
y que nos hizo pensar que llovería.
Los cielos eran grises, de pinceladas púrpuras
y pensamos que iba a llover
Pues aquella gotita cayó en tu frente...
Precipitada precipitación.
Y a veces, nosotros también perdemos el rumbo,
y tratamos de movernos a una velocidad más rápida que la vida.
Para completar la tarea de amarnos, abrazarnos sin pensar,
tal vez,
es sólo porque sabemos que tenemos que ganarle a la muerte…
Pero nos precipitamos.
Y en este caer apurado
caemos con todo el peso de nuestros cuerpos,
con toda la gravedad de nuestras emociones,
con toda la potencia de los gestos
y con la segura sensación de que lloverá.
No comments:
Post a Comment